viernes, 20 de diciembre de 2013

Gary comenta la lección recibida por Tigran



Meses antes, Petrosian (der) y Kasparov (izq)
Karpov piensa sentado. (Moscú 1981)
 
Kasparov aprende de las derrotas, como manifestaba Capablanca, y nos muestra la lección dada por otro grande y predecesor: Tigran Petrosian.

El rey como unidad de combate.
El  "valor  nominal"  del rey  es  infinito:  no puede  cambiarse por ninguna cantidad  de piezas  enemigas  y debe mantenerse en  lugar  seguro, como  la más preciada joya. En  realidad, uno de  los principales criterios,  al evaluar una posición,  es la  seguridad del  rey. Hay,  sin  embargo, otro  aspecto, que  suele ser desdeñado  incluso  por  los jugadores  fuertes.  Además  de su valor nominal,  el  rey  tiene su propia fuerza de juego, como cualquier otra pieza.  Esa  fuerza  se  considera,  generalmente, que  es más  o menos similar  a  la de  una pieza menor. Tratar  de la  naturaleza  dual  del  rey  (preciada joya y unidad de combate)  no  es,  en modo  alguno,  fácil.  El propósito  de  esta partida es  demostrar  que,  al  enfentarse  a un  ataque, el rey puede  ser  mucho  más  que  un  mero blanco  inmóvil. Un juvenil Kasparov aprenderá esta lección de su predecesor, el "Tigre Armenio".

 

Blancas: Kasparov,G (2630) - Negras: Petrosian,T (2585)
Tilburg, 1981
Gambito de Dama [D22]
 
1.d4 d5 2.c4 dxc4 El Gambito de Dama Aceptado. 3.Cf3 Cf6 4.e3 Ag4 5.Axc4 e6 6.h3 Ah5 7.Cc3 a6 8.g4 Ag6 9.Ce5 Cbd7 10.Cxg6 hxg6 11.Af1! Cuando realicé la jugada de retroceso con el alfil y me levanté de la mesa, Spassky me dio una palmadita aprobatoria con el hombro: ¡una  buena maniobra! 11...c6 12.Ag2 Dc7 13.0–0 Ae7 14.f4 Cb6 15.g5 Cfd7 16.Dg4 0–0–0 En busca de contrajuego. Si enrocan corto, sigue h4-h5. 17.Tb1 Rb8 18.b4!? Cd5 19.Ca4 f5!
 
19....f5!
 
 Una sorpresa: esperaba que jugara 19...Cxb4.  20.Dg3 Tomar al paso era confuso. Tuve que aceptar la aparición de un caballo "eterno" en d5. 20...Cxb4 21.Ad2 Cd5 22.Tfc1 La fuerte presión de las blancas sobre las columnas 'b' y 'c' les permite mirar al futuro con optimismo y, en un  tablero lleno de piezas, el peón extra de las negras no se nota. 22...Ra7 23.De1 Aa3!? 24.Tc2 Dd6 25.Tb3 De7 26.De2 Tb8 27.Dd3 Ad6 28.Cb2! Thc8 29.Cc4 Ac7 30.a4!
 Aquí había previsto ya situar mi peón en 'a5', luego de Tcb2 y Db1, y por fin...¡vengarme de mi derrota en Moscú! Desde luego, no está claro qué pueden hacer las negras. 30...b5 Esta jugada me dejó perplejo. Parecía desesperado. 31.axb5 cxb5 32.Ta2 Un importante refuerzo. Ahora parece inminente el hundimiento de las defensas negras. Recuerdo que estaba orgulloso de mi posición y que pensaba que la partida ya estaba liquidada. 32...Rb7!? Pero esta jugada me dejó atónito: ¿acaso puede quedar impune un juego así? Al consentir que la victoria estaba cerca, comencé a sentirme nervioso. 33.Ab4?
33. Ab4?
 
Lo cierto que esta jugada natural, que incrementa la presión, es un grave error. ¡Había subestimado el potencial defensivo de las negras! Debía haber atacado las fortificaciones negras en a6, b5 y d5, con la maniobra de caballo Cc4-a3-c2-b4. Pero ante el tablero, continué sencillamente aumentando la presión. Un enfoque así no siempre resulta correcto, como pude comprender virtualmente un par de jugadas después. 33...De8! Desde aquí la dama defiende el peón de b5. 34.Ad6 Ta8! 35.Db1? Las blancas actúan de nuevo siguiendo principios generales, esperando que se les presente por sí sola la oportunidad de lanzar un golpe decisivo. Después de 35.Tb1, las blancas habrían conservado una compensación adecuada por el peón. 35...Rc6!!
35...Rc6!!
 
 ¡Una fantástica defensa! Esta jugada, que Petrosian realizó al instante, me sumió en una absoluta confusión: ¿cómo era posible avanzar con el rey en un tablero repleto de piezas? ¿Tal vez quería emular a Steinitz, que había hecho cosas parecidas? El efecto sicológico de 30...b5 y la marcha del rey negro (Ra7-b7-a6) era tan fuerte, que no pude poner en orden mis pensamientos y pronto quedé perdido. (El rey no solo prepara una eventual escapada hacia el otro flanco, sino que también deja a las piezas blancas colgando Marin) 36.Tba3? Era esencial 36. Axc7 cuyas variantes conducen a tablas. [36.Axc7 bxc4 37.Tb7 Txc7 38.Txa6+ Txa6 39.Db5+ Rd6 40.Dxa6+ Re7 41.Axd5 Txb7 42.Axb7 Db8 43.Rf2=] 36...bxc4 37.Txa6+ Txa6 38.Txa6+ Ab6 39.Ac5 Dd8! 40.Da1 [40.Db4 Rb7!] 40...Cxc5 41.dxc5 Rxc5 42.Ta4
Posición final (0-1)
 
 
 Las blancas se rindieron.
 
Mis partidas con el noveno campeón mundial ampliaron mi compresión del ajedrez. De no haber sido por las dos derrotas, posiblemente no hubiese alcanzado la cumbre del ajedrez. Analizando estas partidas pude ver cuantas posibilidades defensivas latentes se ocultan en posiciones restringidas! Y por supuesto, me permitieron albergar un ilimitado respeto por el talento de Petrosian. 0–1
 
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