lunes, 6 de agosto de 2018

LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE…ADVERSARIO

Kasparov
Kasparov declaraba en Argentina (1992): “El ajedrez no es una obra de arte puro porque hacen falta dos jugadores”
Dos jugadores enfrentados, con intenciones opuestas, dos artistas que para crear su obra, deben destruir la de su colaborador.
Pero si el ajedrez fuera un arte ¿qué papel desempeña el rival del creador de la composición artística?
Euwe
Todo el mundo parece coincidir que son las pequeñas faltas del contrario las que propician la posibilidad de resolver en forma artística una contienda en el tablero de ajedrez. Los errores burdos estropean o deslucen la obra, por más que su resolución sea brillante.
Euwe dijo: “Para que pueda producirse un partida brillante es necesario que el adversario colabore cometiendo algún error; pero que no sea lo suficientemente grave como para echar a perder una partida”.

Alekhine: “Desgraciadamente- y es uno de los aspectos trágicos que debe afrontar todo artista en la partida de ajedrez- para poder realizar obras de arte en el campo que nos es propio, tendríamos que poseer dos cabezas”.
Así pues, el rival debe "colaborar"….Y no será la suya una colaboración voluntaria en el sentido de actuar positivamente en la creación de quien luego será favorecido por el triunfo. Al contrario, lo que cada adversario pretende es anular la creación del oponente y anotar sus méritos en el propio haber.

De manera que cuanto mayor y mejor sea el desempeño de quienes se enfrentan en la contienda, tanto mayor será la calidad del producto, que entre ambos, han conseguido elaborar.
La siguiente partida fue premiada por el comité del Torneo de Rovinj 1970, y el dinero fue aportado por el estadounidense I. Turover. Los comentarios de los propios jugadores, Gligoric (G) y Petrosian (P)
(click en el enlace siguiente para observarla en un visor)


Autor: Julián Alonso Martín, de la revista OchoxOcho