¿Imitar a
Botvinnik o a Najdorf?
Desde mis más tempranos torneos de primera
clase he vigilado a mis colegas estrechamente y tomado interés en ver cómo se conducían durante una partida. Algunos se sientan ante el tablero cinco minutos antes de que el juego esté para comenzar, y se ponen de pie sólo cuando la partida se ha terminado o es hora de aplazarla. Otros se levantan tan pronto como han movido y se pasean rápidamente, muy contentos de charlar con los otros jugadores, y corren precipitadamente hacia el tablero en cuanto ven mover a su oponente.
Najdorf paseando. Un clásico. |
Botvinnik siempre ha sido un modelo de prudencia y concentración olímpicas. Sólo en años recientes se ha permitido un pequeño descanso, paseando una o dos veces por la sala durante una partida. Najdorf es todo lo contrario, pues no puede permanecer quieto, y no sólo se pasea por la sala cuando no le loca jugar sino que también da palmaditas en la cara a sus compañeros, cambia un chiste con ellos y
nunca olvida su pregunta favorita:” ¿Cómo estoy?”
Yo mismo estuve siempre entre estos dos extremos, pero un poco más próximo a Najdorf. Debo confesar, sin embargo, que muchas veces me enfadé conmigo
mismo por esto. ¡Qué agitación! El estar saltando continuamente altera sus análisis y contribuye a que sus decisiones sean superficiales, Por otra parte, ¿cómo se puede permanecer quieto durante cinco horas? ¿En qué se ocupa Botvinnik cuando su oponente está pensando?
Un día, sin embargo, tuve una inspiración y
comprendí que se podía hacer un buen uso del tiempo que se gastaba en pasear. Después de todo, el proceso mental de un gran maestro se divide en dos componentes. Por una parte, él analiza variantes a lo largo del árbol de análisis. Por otra, valora la posición, enjuicia factores de ella y
hace planes para el futuro. Todo esto en breves y concretos análisis y consideraciones generales.
¿Qué ocurriría si aprovechara el tiempo de los dos jugadores para hacer esta tarea? Si yo analizo variantes sólo cuando mi reloj está en marcha y pienso en consideraciones generales mientras el reloj de mi oponente está
funcionando esto sería un gran ahorro de tiempo. Posiblemente sea ésta la explicación de la concentración de los que se sientan ante el tablero durante cinco horas.
Yo intenté aplicar este método, y aunque mis arraigadas costumbres se impusieron algunas veces, obligándome a levantarme y pasear, sin embargo pude conseguir
pensar en problemas posicionales a expensas de mi oponente.
Cuando más tarde estaba ocupado escribiendo este libro,
me dirigí a Bolvinnik y le pedí que me revelara lo
que él hacía cuando su oponente está
pensando. El anterior poseedor del título mundial contestó en los siguientes términos: "Básicamente, yo divido mis pensamientos en dos partes. Cuando el reloj de mi oponente está en marcha, aclaro consideraciones generales en
un diálogo interno conmigo mismo. Cuando está funcionando mi propio reloj, analizo
variantes concretas. En años recientes a
menudo me he tomado un descanso entre jugada y jugada, paseando por la sala. Esta es una concesión a mi edad y a mi creciente fatiga." Pero es probable que la naturaleza del pensamiento de un gran maestro y su conducta durante la partida esté influenciada
la mayoría de las veces por el estado de su posición y el de los relojes. Si su posición es
mala y sólo le quedan algunos minutos, puede
que no haya descanso para él, no
importa qué reloj esté funcionando.
Todo el tiempo debe ser considerado
como horas de trabajo. Durante toda la sesión de juego que falta es necesario
que "todas las manos
trabajen" Usted puede y debe acostumbrarse a analizar variantes, incluso cuando ha parado su propio reloj y
echado a andar el de su oponente.
Debe hacer esto tan conscientemente y con tanto interés como si le tocara jugar.
Yo no tuve más remedio que hacer la misma pregunta al héroe de nuestra
historia, Vasili Smyslov, y pedirle su
opinión sobre este punto. El anterior
campeón del mundo exclamó: "¿Estar
quieto durante las cinco horas? ¡Desde
luego que no! Yo he estudiado
psicología, y ella indica que es
perjudicial permanecer en la misma
posición durante varias horas seguidas
mientras se trabaja. Un jugador debe
pasear entre jugada y jugada, eso
ayuda a pensar. Los principios y
consideraciones generales de los
factores posicionales se pueden hacer
mientras se pasea, repasándolos en
caso de necesidad sobre la posición
del tablero mural."
¿Qué consejo podría dar yo al lector entonces? La respuesta no es difícil. Naturalmente, es mejor imitar a Botvinnik antes
que a Najdorf, pero llevar a la práctica este consejo no es nada fácil.
Kotov pensando antes... |
Las partidas de los jugadores "peripatéticos" no pueden tener otra cosa que indicios de superficialidad, mientras que los conceptos de los que "están sentados" están impregnados de gran
profundidad. Sin embargo, el ejemplo de los últimos no se puede seguir
fácilmente si su carácter y arraigadas costumbres le inducen a
hacer lo contrario. Posiblemente su educación juegue un papel importante. Si cuando usted estuvo en la escuela, o incluso antes, no se podía estar quieto, no puede cambiar esto fácilmente una vez que ha madurado. Todavía tiene que hacer un
esfuerzo.
El sistema nervioso y el estado de salud juegan su parte. Cada jugador debería conocer sus características positivas
y negativas. Si usted advierte que estando
quieto durante mucho tiempo se
cansa, entonces busque una evasión, dese
un paseíto y siga el ejemplo de
Botvinnik de tomarse un café. Intente a toda costa reducir el mínimo de
veces que se levanta del tablero, y si lo deja continúe pensando en la
posición, como lo hace Smyslov.
Finalmente, una palabra sobre un pequeño fenómeno que no sucede
muy a menudo en el juego de un gran maestro, pero que todavía tiene
importancia. Puede ocurrir que el mirar constantemente a las brillantes piezas
durante horas seguidas resulte cansador. Bronstein, por ejemplo, mira a menudo
el tablero mural, incluso cuando su reloj está en marcha. Posiblemente la
razón de esto sea la costumbre que tiene el moscovita de analizar posiciones de
diagramas en los libros. Es posible que él encuentre más fácil trabajar de ese
modo. Otros, de repente, levantan los ojos del tablero y se quedan mirando al
vacío. Sin embargo, no están descansando; en algún lugar profundo de su mente
está haciendo una elección de variantes, y su interrupción es simplemente un
descanso para sus ojos.
...y Kotov pensando después ¡otra vez con un dedo en los labios! |
Sólo un ingenuo puede pensar que un gran maestro que pasea por la
sala está haraganeando. No, en un momento determinado la tensión llega a su
punto máximo, y el corto paseo es sólo un medio de liberarse de ella. Incluso
los chistes, una charla tranquila, la risa baja son de una naturaleza poco
corriente. Están acompasados de constante actividad en el cerebro. La mejor
prueba de esto son las repentinas inspiraciones que cortan estas charlas. Un
chistoso dejará de hablar de repente en medio de una frase, mirará al tablero mural
con susto y se precipitará a su mesa. Se sienta rápidamente, analiza
febrilmente variantes, luego sonríe y vuelve feliz al grupo que acaba de
dejar. De repente le había asaltado la idea de que habla pasado algo por alto.
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